¿Soy una persona probable? ¿Soy acaso una persona que, llena de pánico y temor, ha decidido no hacer algo por miedo a fracasar? Si tu respuesta es afirmativa, no estas lejos de ser uno de los personajes de esta historia. Muchas veces elegimos el camino del miedo disfrazado de practicidad. Porque lo que realmente queremos parece imposible, fuera de nuestro alcance y hasta ridículo. Así que nunca nos atrevemos a hacerlo o simplemente pedírselo al universo o quien sea tu Dios… Ciertamente, los personajes de El Hombre Probable, tampoco están libres de decisiones prácticas, de miedos a qué pensará el otro, miedo a defraudar el otro, o de simplemente ser un pringao que va fracansado por el mundo. Porque la verdad es que todos queremos ser especiales. Sea en la ficción o en la realidad, todos buscamos ser reconocidos de una forma u otra, todos buscamos ser queridos. Por lo tanto, si todos buscamos lo mismo, ser especial ya no es tan especial, ¿pero sabes qué? Hay algo de bonito en eso. Seamos no especiales juntos. Celebremos al hombre probable.
El Hombre Probable nos presenta a José, un hombre joven que cumple exactamente con todas las estadísticas del individuo medio. Esta certeza le angustia, porque se siente incapaz de superar una mediocridad de la que desea huir a toda costa. Un buen día conoce a Eva, una doctora muy ambiciosa que será capaz de encontrar algo extraordinario en la insólita capacidad de José para no sentir frío. Su alianza científica se convierte en relación amorosa, pero un giro inesperado obliga a José a huir en un viaje sin rumbo en busca de su propia identidad…
 
                                                 
                                                 
                                                             
                                                 
                                                